91 TURISMO ARMÓNICO Y SUSTENTABILIDAD – Contribuciones de Rocío del Carmen Serrano-Barquín

La sustentabilidad ha sido el tema alrededor del cual han girado mis proyectos académicos. En los primeros años como investigadora, me enfoqué al estudio del ordenamiento ecológico del territorio, pues mi interés era diseñar modelos de usos de suelo que contribuyeran a mitigar los impactos negativos que las diversas actividades económicas generaban en el territorio. Sin embargo, cuando busqué la manera de implementar estos proyectos, me topé con una serie de obstáculos que impidieron su realización, desde cuestiones políticas hasta aspectos económicos y falta de interés por parte de algunas autoridades. Fue entonces que decidí incursionar en el turismo en zonas rurales, pues consideré que sería factible involucrarme con la gente de las comunidades para promover proyectos de turismo con el apoyo de personas interesadas y que impulsaran el desarrollo local. A continuación, comento las dos áreas en las cuales me he desarrollado académicamente, destacando mis contribuciones en el sector turismo.

Metodología para el Ordenamiento Ecológico del Territorio

Al inicio de mi carrera como investigadora en la Universidad Autónoma del Estado de México, cuando trabajé en la Facultad de Planeación Urbana y Regional, me interesó el ordenamiento ecológico del territorio. En los años 90 del siglo XX se estaban desarrollando los sistemas de información geográfica (SIG), los cuales permitían aplicar interesantes propuestas metodológicas para evaluar la disponibilidad y aptitudes del territorio y así establecer modelos de usos de suelo de acuerdo con las características geográficas de las zonas de estudio, bajo el enfoque de la sustentabilidad.

El problema para países en desarrollo, como México, era que no contábamos en las instituciones de educación superior con la tecnología necesaria para aplicar esas metodologías, ni la información requerida para alimentar a esos SIG’s. Fue entonces que, en colaboración con un grupo de compañeros, liderado por Arturo Hernández, propusimos una metodología acorde a nuestras limitaciones, pero que permitiera diseñar un modelo de ordenamiento ecológico del territorio que abonara al desarrollo de estas regiones. Dicha metodología se aplicó a la región del Valle de Toluca y al municipio de Toluca, en los que fungí como coordinadora de los proyectos (entre 1994 y 1996); de este último se publicó un artículo (Serrano-Barquín y Hernández-Hernández, 1998) y, posteriormente, colaboré con mi hermana Rebeca (entonces titular de Ordenamiento Ecológico de la Secretaría de Ecología del Gobierno estatal) en el Primer Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio del Estado de México (1997-1999).

Generación de conocimiento desde el Sur y la descolonización del conocimiento

Desde entonces, comprendí que era necesario proponer un paradigma alternativo a los implementados en los países más desarrollados, en donde las condiciones de generación de conocimiento, la ciencia, la tecnología y, sobretodo, las condiciones sociales, económicas y culturales son muy diferentes a la de los países en desarrollo. Sin estar consciente en ese momento, ya estaba propugnado por la descolonización de la ciencia y la necesidad de proponer nuestros propios marcos teórico-metodológicos fundamentados en lo que ahora se establece como una epistemología del Sur; tal como de Sousa Santos (2009: 12) señala, al proponer la búsqueda y generación de nuestros propios conocimientos y de los criterios que los validen, para darles visibilidad y credibilidad a estos conocimientos concebidos por “los pueblos colonizados y, por tanto tiempo victimizados, explotados y oprimidos por el capitalismo global”. La generación de estos conocimientos y de otros proyectos alternativos e innovadores se sustentan en un compromiso ético (Paz, 2011), los cuales se deben basar en la creatividad, la originalidad y las necesidades de los países periféricos, superando así, el eurocentrismo opresor y que atribuye a la ciencia generada por los países dominantes un pretendido carácter universal, a través de modelos epistemológicos ligados a la “racionalidad moderna-colonial, cuyos dispositivos de producción y regulación del saber/verdad/poder han operado a lo largo de la historia” (Maldonado, 2016, p. 39).

Desde entonces, empecé a incorporar tanto la Teoría de Sistemas Complejos de Rolando García (1986; 2006) como la racionalidad ambiental de Enrique Leff (1994) en mis trabajos, enfocados a encontrar soluciones a la problemática ambiental; ya que percibí que la perspectiva positivista es insuficiente para explicar estos procesos de deterioro en los que se entrelazan fenómenos naturales y socioculturales que se alejan de un equilibrio ambiental y están sujetos a alteraciones y fluctuaciones que impiden predecir con certidumbre su evolución futura (Serrano-Barquín, 2008). Como señala Leff, la problemática ambiental tiene su origen en el proceso civilizatorio de la humanidad, tiene que ver con el estilo de vida occidental consumista, depredador y despilfarrador que debemos transformar. La solución no está sólo en los avances de la ciencia y la tecnología, se deben buscar los cambios culturales hacia una sociedad comprometida con el bienestar de los “otros” y de la naturaleza, una sociedad consciente de la diversidad, tanto natural como humana. El respeto hacia los demás debe privar en nuestras acciones, la honestidad, la solidaridad y la colaboración deben ser la base de nuestro comportamiento para mejorar las condiciones de vida de todos. En este contexto, se debe trabajar de forma inter y transdisciplinar entre las ciencias naturales y exactas y las ciencias sociales, y considerar también el conocimiento de las comunidades indígenas con otras cosmogonías, saberes ancestrales y otras formas de pensar.

Surgimiento del Turismo Armónico

Con estas ideas en mente, me trasladé a la Facultad de Turismo, donde fundé la revista electrónica El Periplo Sustentable, primera revista científica especializada en turismo de México, que ha favorecido la divulgación del conocimiento generado desde Iberoamérica y está contribuyendo al fortalecimiento del conocimiento de acceso abierto, tan necesario para los países periféricos, pues es fundamental dar a conocer las propuestas y resultados de investigación que se realizan en esta parte del mundo, parafraseando a Eduardo Aguado, director de la red de revistas iberoamericanas Redalyc: el conocimiento y, por tanto, la ciencia que no se divulga, no existe.

Paralelamente, participé en el diseño del programa de maestría y doctorado en Ciencias Ambientales que actualmente ofrecen cinco facultades de la Universidad Autónoma del Estado de México y en el cual me inscribí para realizar mis estudios de doctorado. Fue ahí donde pensé que debería proponer algo diferente a lo que se estaba estudiando en el ámbito turístico, con el apoyo de mi hermana Carolina propuse el concepto de Turismo Armónico, la planeación integrativa participante, el aprovechamiento ambientalmente intuitivo-racional y el hommoecosistema, categorías que propuse en mi tesis doctoral y posteriormente publiqué en un artículo (Serrano-Barquín, 2008).

Parto de la premisa de que la disponibilidad de recursos naturales, así como su volumen, dependen de procesos geo-bio-físico-químicos que se deben identificar, conocer y cualificar para aprovecharlos de manera ambientalmente intuitiva-racional (concepto que cambió a vernáculo-racional por sugerencia de la Dra. Daniela Palmas, exalumna y actual colega); esto es, se debe generar conocimiento de manera complementaria y transdisciplinar, entrelazando los conocimientos que se adquieren en las instituciones de educación superior con los conocimientos tradicionales en manos de los grupos originarios. Por otro lado, este aprovechamiento también depende de los valores y prioridades de la sociedad que los utiliza, es decir del entorno cultural.

Para lograr ese aprovechamiento de los recursos naturales y culturales, la planeación es una herramienta que permite alcanzar a futuro los objetivos que la sociedad establece y lograr el desarrollo sustentable; sin embargo, y de acuerdo con Prigogine (1998: 412) “No podemos tener la esperanza de predecir el futuro, pero podemos influir en él. En la medida en que las predicciones deterministas no son posibles, es probable que las visiones del futuro, y hasta las utopías, desempeñen un papel importante en esta construcción”. Para tal efecto, mi propuesta inicia con tres principios (Serrano-Barquín, 2008): el principio de la sustentabilidad, que establece que las actividades que se realizan en un espacio geográfico (territorio) deben propiciar condiciones que mejoren la calidad del ambiente (natural y sociocultural u hommoecosistema) en un proceso permanente e irreversible de evolución. Principio de complementariedad, que propugna, desde el punto de vista epistemológico, se complementen teorías y metodologías, así como los conocimientos generados por diversas disciplinas y diversos grupos (académicos y no académicos); y, desde el punto de vista práctico, se fomente la diversificación de actividades (primarias, secundarias y terciarias) que favorezcan la autosuficiencia de las comunidades y su autodeterminación. Por último, el principio de complejidad, el cual considera que la sociedad es el subsistema sociocultural del denominado sistema complejo “Ambiente”, donde su otro subsistema es la naturaleza, ambos son inseparables, interrelacionados e interdependientes, dando por resultado una totalidad indisolublemente integrada a la que, como se mencionó, denomino hommoecosistema.

En cuanto al concepto de Turismo Armónico, lo consideramos como otra forma de pensar y hacer turismo, no es una modalidad de dicha actividad y fenómeno social, pues sus características se pueden aplicar a cualquier modalidad: ecoturismo, enoturismo, agroturismo, etnoturismo, turismo cultural, rural, de bienestar, entre otros. Partimos de que el turismo no es un lujo, es un Derecho Humano, ya que “toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones pagadas” (Artículo 24, NUDH, 2015), esto es que, todas las personas, independientemente de su grupo racial, nivel económico y educativo, deberían tener la posibilidad de viajar y conocer otros lugares y culturas, sobre todo de su propio país, como es el caso de México, en el que aún persisten  más de 60 grupos étnicos y por lo tanto grupos originarios. El turismo armónico no es un sistema en si mismo, es parte un sistema complejo que el investigador delimita, puede ser una comunidad y su entorno, un municipio, una microrregión o región más extensa; pero sin perder de vista la interdependencia, inseparabilidad e interrelación que existen entre todos sus componentes, una totalidad indisolublemente integrada, en donde el turismo armónico es sólo una actividad complementaria y en la que participan activamente los anfitriones desde el inicio de la planeación del proyecto turístico, ya sea directa o indirectamente, en donde los beneficios tocan de alguna manera a la población, no sólo por los ingresos generados, sino también por el embellecimiento de su comunidad, el mejoramiento de infraestructura, el fortalecimiento de su identidad y cultura, la protección y restauración de su patrimonio natural y cultural, y el contacto con los “otros” y sus formas diversas de ser, esto también enriquece a una comunidad.

El Turismo Armónico es, entonces, otra forma de pensar y hacer turismo que tiene como finalidad la satisfación de las comunidades anfitrionas a partir del aprovechamiento vernáculo-racional de sus recursos naturales y culturales para satisfacer las inquietudes de ocio y recreación de los visitantes. Sus principales características son: la participación de la población en la toma de decisiones, la autodeterminación, autosuficiencia y diversidad de actividades; distribución equitativa de las ganacias; respeto a los seres vivos y su entorno; protección de los recursos naturales y culturales y la búsqueda de la equidad de género, el empoderamiento de las mujeres y las comunidades, procurando mayor inclusión social.

Actualmente, mis aportaciones se centran en construir, de manera colaborativa, los fundamentos teóricos de mi propuesta de Turismo Armónico vinculado a los estudios de género en el turismo, todo ello con la mira de lograr la sustentabilidad y el desarrollo de los pueblos de mi querido México. Para ello, trabajo en colaboración con mis estudiantes y colegas, de las que se destaca la Dra. Palmas Castrejón, que asumió mi propuesta del Turismo Armónico y con quien seguimos construyendo la metodología para desarrollarlo o META. Algunas publicaciones que dan cuenta de estas aportaciones son: Serrano-Barquín (2008); Palmas-Castrejón, Serrano-Barquín y Gutiérrez-Cedillo (2018); Chávez, Carreto y Serrano-Barquín (2019); Vázquez-Hernández, Jiménez-Ruiz, Palmas-Castrejón, Contreras y Serrano-Barquín (2020); Cruz-Arce, Serrano-Barquín, Delgado-Cruz y Palmas-Castrejón (2020).

A partir de 2014 empecé a incursionar en los estudios de género en el turismo, pues comprendí que el desarrollo no se puede lograr si las mujeres viven en pobreza, desigualdad y sufren violencia. Me enfoqué en el estudio del empoderamiento de la mujer a través del turismo, como siempre, trabajando con otros colegas y mis estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado. Entre los trabajos que hemos publicado en revistas internacionales, puedo mencionar: Vizcaino-Suárez, Serrano-Barquín, Cruz-Jiménez y Pastor-Alfonso (2017); Escudero, Serrano-Barquín, Segrado, Serrano y López (2017); Mendoza, Serrano-Barquín, Palmas-Castrejón, Zarza, y Osorio (2017); Mejía-Vázquez, Serrano-Barquín, López y Serrano, (2017); Reyes, Serrano-Barquín, Pérez-Ramírez y Moreno-Barajas (2019); Mejía-Vázquez, Serrano-Barquín y Pastor-Alfonso (2021).

A manera de conclusiones comentaré que ante la crisis de salud generada por la pandemia del COVID-19 y la consecuente interrupción de las actividades, surge la oportunidad de repensar nuestro modo de vida y hacia dónde dirigir nuestro proceso civilizatorio. Es posible ralentizar o redirigir el sistema económico o al menos algunos de sus componentes y actividades, en este caso el turismo. Es momento de aprovechar esta coyuntura para hacer propuestas creativas e innovadoras de pensar y hacer turismo. No debemos continuar como antes, el mundo se detuvo y debemos trabajar y formar profesionistas para hacer frente a estos retos; demostrar que es posible un turismo solidario que genere riqueza para todos y poner en cuestionamiento las bases del turismo depredador y consumista, para avanzar hacia lo que es desable: una sociedad más justa y equitativa.

 

Escrito por Rocío del Carmen Serrano Barquín, Universidad Autónoma del Estado de México
Lean la carta de Rocío a las generaciones futuras de investigatoras en turismo

Referencias

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